Inma Araújo, sobre los abusos: «Un niño no puede inventar algo que no conoce. Hay que creerlo»

Integrada por profesionales de distintos ámbitos, Amino Galicia comenzará este año a formar al profesorado lucense en materia de prevención de abusos sexuales en la infancia. Su vicepresidenta, Inma Araújo, alerta de que los casos reales superan a las estadísticas oficiales y destaca la importancia de la detección precoz.

 

PSICÓLOGA y educadora, Inma Araújo habla del abuso sexual en la infancia con conocimiento de causa. Trabaja a diario con casos de gran dureza que muchas veces no llegan al juzgado, por lo que las estadísticas oficiales, a pesar de que ya ponen los pelos de punta, todavía no reflejan el verdadero alcance del problema. «La realidad es que uno de cada cinco niños están siendo abusados», dice.

 ¿Qué indicadores pueden revelar que un menor está siendo víctima de abusos sexuales? 
El abuso sexual es dificil de detectar porque el agresor suele ser una persona del entorno que tiene confianza con el niño, por lo que no necesita amenazarlo ni someterlo a violencia física. Si los abusos son tocamientos o exposición a pornografía, por ejemplo, no dejan huellas físicas, pero sí hay unos indicadores que nos pueden hacer sospechar que algo pasa. Hay que estar alerta ante cambios conductuales o emocionales muy severos, como que muestre mayor agresividad, se encierre en sí mismo, o al contrario, que muestre un afecto excesivo hacia los adultos. También puede tener terrores nocturnos extraños, puede volver a orinarse, o incluso tener dolores de cabeza o de barriga sin justificación médica. Uno solo de estos indicadores no es significativo, pero si se dan un conjunto de ellos, puede haber abuso sexual.inma Lugo

Ante una sospecha de este tipo, ¿cómo hay que actuar? 
Nunca hay que interrogar al niño para ver si las sospechas son ciertas o no. No hay que buscar pruebas, sino derivar la sospecha a los profesionales para que actúen. Hay que ir a las autoridades —juzgado, Policía o servicio de Menores—, que tienen equipos especializados en la infancia. La sospecha hay que notificarla siempre.

¿Qué secuelas pueden dejar los abusos sexuales en la infancia? 
Las secuelas ya aparecen en la edad infantil, pero varían dependiendo de muchos factores, como si se ha podido detectar precozmente, o si el agresor es o no de su entorno. Y también depende de la personalidad del niño, ya que cada uno afronta las dificultades de forma diferente. Pero sobre todo, depende de si el entorno lo cree y lo apoya, ya que si no es así, el daño puede convertirse en un trastorno grave. Si las heridas a nivel emocional, conductual y sexual no se solventan, van en aumento.

¿Están las administraciones concienciadas con esta realidad? 
Ahora mismo, la Xunta ha tomado conciencia y ha promovido la campaña de prevención Poñendo os lentes en los colegios de las siete grandes ciudades gallegas. La iniciativa consiste en formar a los profesores en los centros para que puedan detectar un abuso y para que enseñen a los niños a saber delimitar qué derechos tienen sobre su cuerpo. La idea es extenderlo después a la zona rural, donde los abusos siguen siendo un tabú.

Y los padres, ¿qué papel juegan en la prevención? 
Los padres son fundamentales. Normalmente les explicamos a los niños que no se pueden ir con desconocidos, pero también hay que enseñarles que la persona que te quiere bien, a veces te puede querer mal. Hay que explicarles que hay secretos que son buenos y otros que no, y que cuando sientan que algo no les gusta, tienen que decirlo. En la web de Amino hay un manual y un cuento, La Regla de Kiko, que ayuda a explicarles estas cosas a los niños. Hay que tener en cuenta que en el 85 % de casos, el agresor es un conocido.

Según los datos, solo el 7% de los testimonios de los niños son falsos. ¿Pueden inventar un abuso? 
Si yo soy un niño puedo inventarme que he visto a Papá Noel salir de la chimenea, porque desde pequeñito se me ha hablado de ese personaje, pero no me puedo inventar algo que no conozco, que no he visto o vivido. Al niño hay que creerlo siempre.

Fuente: El Progreso